martes, 17 de abril de 2012

#Sueños.

Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar… decidí no esperar a las oportunidades sino yo misma buscarlas, decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución, decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis, decidí ver cada noche como un misterio a resolver, decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz. Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos. Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar, descubrí que no era yo la mejor y que quizás nunca lo fui., Me dejó de importar quién ganara o perdiera; ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer. Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir. Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien «Amigo». Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, «el amor es una filosofía de vida». Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente; aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás. Aquel día decidí cambiar tantas cosas… Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad. Desde aquel día ya no duermo para descansar, ahora simplemente duermo para soñar.

La vida no es un cuento de hadas.


Que hoy el tiempo va del revés pero me da igual, caminaré a contracorriente si en ello consiste el juego que nos tocó; que intentaré ser consciente de lo que hago, y que no todo lo que se dice es tan fácil como se cree; y que intentaré ver que cada vez que no pueda más, siempre hay una mínima posibilidad por la que luchar y aunque haya sido al cuarto intento, merece la pena al menos intentarlo.
Porque la vida no es un cuento de hadas, ni un jardín de rosas, es un camino en el que debes luchar, superarte, dejar atrás lo que se quiere para a veces recuperarlo un poquito más adelante. Porque si hoy hace falta daré cien pasos hacia detrás si al final consigo avanzar, aunque sea solamente uno, pero en ese irán todas mis ganas de vivir, más toda la confianza en mí

Somos Débiles.

Supongo que todos somos débiles en algún momento de nuestra vida, siempre nos caemos y alguna vez que otra creemos que no tenemos las fuerzas necesarias para levantarnos. Somos débiles cuando no podemos enfrentar los miedos y preferimos no verlos, cegarnos y hacer como si no nos afectasen. Somos débiles cuando no hacemos lo que sentimos, cuando no sentimos con el corazón. Somos débiles cuando creemos que nunca alcanza con lo que se tiene, cuando se cree que nunca se llega a la cima, cuando ya no hay más por escalar. Somos débiles cuando nos duele el dolor y nos pueden los problemas. Somos débiles cuando nos dejamos vencer una y otra vez por las mismas paredes, caer con las mismas piedras y chocar con los mismos recuerdos. Somos débiles cuando vivimos de algo que no existe, de algo que pasó, del pasado. Somos débiles cuando nos entregamos, cuando damos todo por una persona, nos quedamos sin nada, es como sentirse vacío y lleno a la vez. Somos débiles cuando no probamos cosas nuevas, cuando nos quedamos con lo que tenemos porque nos da miedo un mundo nuevo. Somos débiles cuando no miramos a los ojos y nos perdemos en el asfalto, cuando lloramos a escondidas, cuando sufrimos sin que nadie sepa por qué. Somos débiles cuando dejamos lo de hoy para mañana porque creemos que hoy no se puede y nos engañamos creyendo que mañana se podrá. Somos débiles cuando nos enamoramos, cuando se pierde, cuando se deja, cuando se tiene, cuando nos vamos. Somos débiles en las despedidas. Somos débiles porque todavía nos cuesta vivir con el dolor a cuestas, porque hay heridas que no sanan y el tiempo a veces no parece transcurrir. Somos débiles acompañados, dependiendo de alguien, viviendo por alguien. Somos débiles cuando decidimos que aquello por lo que lo dejaremos todo, realmente vale la pena...


Con el tiempo entenderás que todo lo que crees tener asegurado en esta vida, es lo que más fácil se puede desvanecer, sin tú darte ni cuenta. Lo que hoy piensas que puede ser para siempre, que puede durar mil años, al destino le puede valer un capricho para tirarte todos tus esquemas por tierra.



Vas dando pequeños pasos en una calle demasiado grande, cuando todo te sobrepasa, cuando crees que ya no puedes, cuando la lluvia no te puede empapar más, vas dejando que tus problemas se reflejen en los charcos que ha formado la tormenta y ves poco a poco cómo se han creado, y no hay solución posible; esta es nuestra naturaleza: la del error.

''La verdad es como una manta que siempre te deja los pies fríos. La estiras, la extiendes y nunca es suficiente. La sacudes, le das patadas, pero no llega a cubrirnos. Y desde que llegamos llorando hasta que nos vamos muriendo sólo nos cubre la cara, mientras gemimos, lloramos y gritamos '' .

-El club de los poetas muertos-